Día 7- Con María vivimos la Pascua

Sábado Octava de Pascua

Propósito




ORACION INICIAL

Señor mío y Dios mío
Dios de la salvación renovada de generación en generación, resucita en nosotros todo lo que es muerte y lejanía de ti, danos vida y actitudes de resucitados contigo y haznos testigos de tu reino
entre los hombres, por el amor, la justicia y la paz.

Pon sabiduría, Señor, en nuestro lenguaje, pon ternura en nuestra mirada, pon misericordia en nuestra mente que hace juicios, pon entrega y calor en nuestras manos, pon escucha en nuestros oídos para el clamor de los hermanos, pon fuego en nuestro corazón para que no se acostumbre a sus carencias
y a su dolor.

Quédate con nosotros, haznos gustar el pan del evangelio, deja que en el camino, mientras vas con nosotros, se nos cambie la vida... Y envíanos de nuevo, audaces y gozosos, para decir al mundo que vives y que reinas, que quieres que el amor solucione las cosas, y cuentas con nosotros.

Y que Tú vas delante, como norte y apoyo, como meta y camino, hasta el fin de los días.

MEDITACION
Con María vivimos la Pascua




1. COMUNIDAD DE COMUNIDADES

Tras la Resurrección de Jesús, llenos del Espíritu Santo y acompañados por la Virgen María, los discípulos de Jesús se reunieron formando comunidad. Anunciaron el Evangelio, y, donde quiera que iban, fundaban pequeñas comunidades de fe, esperanza y amor, centradas en Jesucristo y dedicadas a la Palabra de Dios, a la oración, la vida fraterna y al servicio. Compartían sus bienes y velaban por que ninguno pasara necesidad. Se organizaron como miembros útiles de un mismo cuerpo; unidos en un mismo espíritu se distribuyeron funciones y servicios. Como piedras vivas de un único Templo, cada uno cumplía su función. Se prestaban mutuo auxilio, y celebraban con gozo la Cena del Señor. Eran la alegría del pueblo, y motivo para que muchos acogieran la fe en el Señor.


2. EN DECIDIDA OPCIÓN POR LA VIDA.

A imitación de Jesús, los primeros cristianos se pusieron al lado de los débiles: Curaron a los enfermos, liberaron con la fuerza de Cristo a los que estaban oprimidos, acogieron a pecadores convertidos, atendieron huérfanos y viudas y se extendieron como familia principalmente entre los despreciados de la tierra. Hicieron colectas en favor de las comunidades pobres; repartieron sus bienes entre los más necesitados, y se lanzaron por el mundo entero a transmitir la Vida y la Verdad.

Llenos del Espíritu Santo, soportaron arrestos, tortura, frío, hambre, calumnias, persecuciones y martirio. Pero, a imagen del Maestro, respondieron bien por mal. Embriagados de Esperanza, no temieron a la muerte. Fortalecidos en el Amor de Cristo donaron sus vidas, para que el mundo tenga Vida y la tenga en abundancia.


3. CON ESPERANZA EN LA VIDA NUEVA

Estamos iniciando un nuevo siglo, un nuevo milenio. Estos años anteriores han sido de mucho sufrimiento para nuestro pueblo. Uno a uno, los grandes imperios, como aves de rapiña, nos han ido despojando de los bienes, de la vida, la cultura, la libertad y de la paz.

Pero nuestro pueblo, a pesar de su sufrimiento, ha sabido mantenerse como pueblo de esperanza. Nuestra gente sencilla, con Pablo recuerda, que ni la angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni la persecución, ni la espada podrán apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús (cf. Rom. 8).

Hemos de promover la esperanza. Con los pies en el suelo, la Biblia en la mano, los ojos en la realidad y el corazón en el pueblo, haremos de nuestro patria esa Tierra Nueva donde habite la justicia.

Y para esto nos anima la certeza de que María, que acompañó a Jesús desde su concepción hasta la cruz, nos estará acompañando para que la entrega de su Hijo, dé abundante fruto entre nosotros.

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ORACION FINAL

Señor, aquí estoy delante de ti. Ayúdame a tomar conciencia viva de que tú estás conmigo siempre. Esté donde esté, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oración me sea provechoso. Que vea claro qué quieres de mí. Dame un corazón nuevo, que me guíe por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Señor. Soy todo tuyo. Haz de mí lo que tú quieras. Amén.